Aunque la mayoría de las palmeras se encuentran en climas cálidos, es un error pensar que las palmeras sólo crecen en regiones tropicales y subtropicales.
A gran profundidad, en el corazón ardiente de un volcán, el agua se mezcla con la roca fundida. Debido al aumento de presión, finalmente se produce una descarga violenta y espectacular.
Imagínese tener uno de los árboles de sangre de dragón más raros en miniatura en su propia sala de estar. Un mágico bonsái de árbol de sangre de dragón.
La mayoría de las especies de Dracaena crecen como arbustos o geófitos. Sólo hay ocho especies con crecimiento arbóreo y la xeromorfa Dracaena cinnabari se encuentra entre ellas.
Hoy en día también existe un medicamento con sangre de dragón que se ofrece comercialmente. Este medicamento está elaborado a partir de sangre de dragón y tiene muchas aplicaciones como
La madre naturaleza nunca deja de sorprendernos. En el caso de los árboles, hay uno en concreto que tiene un nombre muy peculiar: el árbol de sangre de drago (la Dracaena Cinnabari).
La sangre de dragón es una resina de color rojo brillante que se obtiene de varios "árboles de sangre de dragón": Croton, Dracaena, Daemonorops, Calamus rotang y Pterocarpus. La resina roja se utilizaba como medicina en la antigüedad,
El árbol de sangre de dragón se asociaba con la magia y la alquimia en la antigüedad, porque el árbol es el único en el mundo con resina roja en lugar de blanca. Esta resina se llama Sangre de Dragón y tiene propiedades "mágicas".
El Drago es una especie que se encuentra en peligro de extinción. En la antigüedad, la resina roja (sangre de dragón) significaba "riqueza". En Egipto, la sangre de dragón era codiciada como tinte para telas, lana, cerámica, tinta y cosméticos.
¿Qué significa para ti la palabra "jugo"? Específicamente, savia de árbol. Probablemente te estés imaginando algo pegajoso y marrón, como jarabe de arce. Algunos pueden pensar también en el bálsamo o el incienso, que también provienen de la resina vegetal.
Existen varias teorías que consideran a las Islas Canarias en la antigüedad como el jardín de las Hespérides. El jardín estaba custodiado por Ladón, un dragón de cien cabezas, que protegía a las Hespérides,
